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| Montaña de alegría tras el golazo de Luciana Aymar. |
Por: Luz Ochoa
Las Leonas arrasaron con todo, se llevaron por delante a Alemania y la derrotaron 2 a 1 con las conquistas de Luciana Aymar, en una magistral jugada, y de Rosario Luchetti para desatar los festejos en la gente y poner en la final al equipo dirigido por Carlos Retegui.
Eran las cinco de la tarde y el público espectador ya se hacía presente en el estadio mundialista de Rosario para presenciar el choque de semifinal entre Argentina y Alemania.
Más temprano, había comenzado la primera disputa para lograr el pase a la final. Holanda, el último campeón, buscaba de manera desesperada, con una Inglaterra bien plantada en el campo, el gol que le permitiese la victoria.
Sin poder sacarse ventajas en los tiempos reglamentarios, los equipos en lucha debieron definir por penales quién sería el finalista y con la agonía que esto provoca, la gente, partidaria del equipo inglés y contra del naranja, vibró hasta el último tiro penal, el cual le otorgó el triunfo y la clasificación a la final al holandés.
Con un marco de fervor y pasión de la gente, típico del fútbol argentino, con cánticos en las tribunas, banderas y papelitos, Las Leonas fueron recibidas ante una enorme cantidad de espectadores y formaron parte de un escenario único e inigualable en el hockey mundial.
La emoción de las jugadoras se podía percibir en sus caras. Sus ojos alegres y vidriosos al oír el himno nacional, mezclado con rostros serios y concentrados exteriorizando la importancia de lo que se estaba por jugar.
El pitido inicial daba comienzo a la pelea por ocupar el otro lugar en la final, tarea complicada para las argentinas que tenían enfrente a la histórica Alemania.
En los primeros minutos, ambos equipos se acomodaron en sus líneas y el seleccionado nacional se hizo rápidamente de la bocha, de manera que tuvo el control del juego mediante sus volantes.
El buen trabajo realizado por las defensoras de Retegui, proporcionaba al conjunto local seguridad y tranquilidad al resto del grupo, que apoyados fervientemente por el público, demostraba su mejor hockey, con contundentes y precisos pases.
Una seguidilla de corner cortos fue para Argentina, pero no pudo concretarlos, ya que en uno de ellos la bocha estalló contra el palo y en otro la arquera germana despejó en dos oportunidades, evitando la caída de su portería.
Y como no podía ser de otra manera, apareció nuevamente Aymar con su magia, para dejar a tres rivales en el camino, a lo “Diego del 86”, entrar al área y definir mientras caía, para así romper el cero en el marcador y darle la ventaja parcial al combinado nacional.
En el complemento, el conjunto albicelecte mejoró aún más su calidad de juego, y a través de la voluntad y el esfuerzo de Rebecchi y García, quienes ejercían gran presión arriba, las llegadas al arco rival se multiplicaron.
En una de ellas, Luchetti se anticipó a la defensora teutona, con una gran zambullida, y logró enviar la bocha hacia la portería rival para anotar el 2-0 para Argentina.
La celebración de las quince mil personas presentes, la garra con que se jugaban cada pelota hacían del encuentro algo mucho más significante que un partido de hockey. La alegría en sus rostros era inminente y se notaba el disfrute con que se pasaban la bocha de un lado a otro.
En un descuido, el descuento alemán llegó por intermedio de Maike Stökel, que si bien tensionó en los últimos minutos a las argentinas, de nada le sirvió al conducido por Michael Behrmann ya que finalmente la conquista fue para las locales.
La cuenta regresiva del tiempo cesó para que el estruendo festejo del público se hiciera presente en las tribunas, y del que rápidamente se contagiaron Las Leonas, luchadoras y victoriosas de la contienda, quienes merecidamente recibieron la ovación de todos.
Un pasó más es el que queda para que el seleccionado argentino se corone campeón por segunda vez en su historia. Para ello deberá medirse contra Holanda en la final el sábado a partir de las 19.30.
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